Continuamente nos rodean maravillas que desconocemos o que no nos interesamos por conocer. En mi caso, el museo Cerralbo era una de ellas. Siempre supe que estaba ahí pero el hecho de visitar un domicilio-palacio privado no llamaba del
todo mi atención. Todo cambió cuando atravesé las puertas de seguridad y llegué a la majestuosa entrada. El interior del palacio ha sido modificado muy levemente por lo que aún conserva el estilo de la época, siendo este para mi su principal encanto.
En cuanto a la historia del Malqués de cerralbo (Madrid, 8 de julio de 1845 - 27 de agosto de 1922):
Enrique de Aguilera y Gamboa XVII marqués de Cerralbo, aristócrata, miembro activo del partido carlista, coleccionista y arqueólogo desciende de un aristocrático linaje cuyo origen se remonta al siglo XIII. Emparentado con la Casa de Alba, la Casa de Osuna y la de Medinaceli. legó tras su muerte al Estado Español su palacio y colecciones que se reúnen en el museo del que hablo hoy, Cerralbo. El marqués realizó esta donación con el fin de que sus colecciones perdurasen “siempre reunidas y sirvan para el estudio de los aficionados a la ciencia y al arte".
A los 24 años ingresa en el partido carlista y tres años más tarde es elegido diputado a Cortes por Ledesma (Salamanca). Desde la adolescencia, comienza ya a mostrar un gran gusto por las Bellas Artes y dotes naturales para el dibujo, la poesía y la pintura, para acabar cursando estudios de Filosofía y Letras y Derecho en la Universidad Central de Madrid, donde ya se manifiesta su interés por la literatura y por el coleccionismo.
En 1871 contrae matrimonio con Inocencia Serrano y Cerver, que aporta a la familia dos hijos de su primer matrimonio: Antonio y Amelia del Valle y Serrano. A partir de ese momento la familia recorre España y Europa, tomando apuntes en museos y galerías y adquiriendo objetos artísticos para acrecentar su colección. Viajarán entonces a través de Francia, Portugal, Italia, Alemania, Reino Unido, Dinamarca, Suecia, Noruega, Austria-Hungría, Holanda, Suiza, la antigua Yugoslavia, Bulgaria, antigua Rumelia, Rumanía y Turquía.
El reconocimiento nacional e internacional quedó patente en numerosos nombramientos: miembro de las Reales Academias Española, de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando, correspondiente del Instituto Imperial de Berlín, etc.
Al final, acaba falleciendo en su palacio de la calle Ventura Rodríguez, donando todos los hallazgos arqueológicos y paleontológicos al Museo Arqueológico Nacional y al Museo Nacional de Ciencias Naturales y creando, también por disposición testamentaria, el futuro Museo Cerralbo, constituido por dicha vivienda y las colecciones artísticas que reunió a lo largo de su vida.
En cuanto al edificio:
Se sitúa en el barrio de Argüelles, en un solar de 1709 m2, con fachada a las calles Ferraz, Ventura Rodríguez y Juan Álvarez de Mendizábal. Sus arquitectos, Alejandro Sureda, Luis Cabello y Asó y Luis Cabello Lapiedra, trabajaron sucesivamente desde 1883 siguiendo las directrices del marqués de Cerralbo hasta el fin de los trabajos en 1893.
El estilo arquitectónico de la fachada responde a las corrientes clasicista, eclecticista historicista y movimientos “neo” de la época, alternando piedra y ladrillo. Cada una de las fachadas está dividida en tres cuerpos articulados por pilastras que ennoblecen los cuatros torreones del edificio. Siguiendo las pautas de los hoteles franceses contemporáneos, la distribución interior se desarrolla en torno a un patio central. Las estancias se distribuyen según el criterio decimonónico, por un lado las habitaciones privadas en la planta entresuelo; y por otro, salas y salones de recepción en la planta principal, acogiendo la última planta los archivos y áreas de servicio, mientras que los espacios destinados a servicio doméstico como cocinas, despensas, cocheras, guadarnés, etc., se alojaban en el semisótano.
La decoración interior del palacio tiene elementos neobarrocos y rococós, y las piezas se despliegan por los espacios en un ambiente de horror vacui.
El actual Jardín del palacio responde a una reinterpretación reciente, basado en un boceto del propio Marqués, del jardín romántico de estilo inglés o paisajista del siglo XIX, ordenado en torno a un estanque central. En él se sitúan esculturas de seres mitológicos, fauna y bustos de emperadores romanos.
No obstante, dejando a un lado la historia y sus diversos formalismos, como he dicho antes el principal encanto del palacio reside, ya no sólo en las numerosas obras de arte (no menos de 10 a cada paso): monedas, cuadros de artistas como Zurbarán o Juan Antonio Frías, esculturas, trajes...sino en el ambiente que desprende cada esquina, cada umbral que da paso a una nueva sala, cada lámpara que alumbra todas las colecciones, las fotografías del Marqués y su familia... Ante todo se podría decir que es una casa de fantasmas que te envuelve en la melancolía del pasado. Es imposible atravesar cada una de las estancias sin intentar imaginar cómo sería una vida allí y, sobretodo, cómo fue. Una de las principales ventajas de este museo, es que las visitas son en grupos de unas 10 personas que pasean de manera libre a lo largo del palacio, de manera que puedes pasear por él y si tienes suerte no encontrarte a nadie, otro de sus encantos.
Dicho esto, no puede evitar tomas algunas fotos en las que intenté recoger las sensaciones que me producía la casa y que distan un poco de las proporcionadas por la página del museo, más luminosas y descriptivas. Al revisar todas las fotografías que tomé, mi sensación de lugar fantasmal y nostálgico aumentaron aún más.
Este museo no se lo han cargado, como ha pasado con el Romantico , la parte de la capilla era temida de visitar, por las noches especialmente, según los guardia de dicho museo, no entraban ni los perros.
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